El cine de terror me apasiona y me fascina, casi el mundo de la farándula. Por eso he hablado por aquí de películas que mezclaban ambos como ‘El asesino no está solo‘ con Lola Flores y Teresa Rabal, o ‘La corrupción de Chris Miller’ con Marisol, o ‘El techo de cristal‘ con Carmen Sevilla, por citar algunos ejemplos.
Una de las últimas lecturas que he hecho a la hora de dormir ha sido ‘Terror en el museo de cera‘ de Víctor Matellano, un libro que habla sobre películas de miedo y museos de cera, claro. Si hablase de comedias y parques de atracciones se llamaría ‘Risas y Tívolis’, pero no es el caso. A lo que iba, que la nueva obra de Matellano incluye una joyita para los amantes del género: el guión original de la película ‘Horror en el museo de cera’, cinta que llegó a filmarse en el museo de cera de Madrid pero cuyo metraje se perdió y jamás llegó a las salas, ni a los videoclubs, ni a ningún lado.
Por eso he ilustrado el post con fotos de otra película de Paul Naschy y las Valverde, así como la figura de cera de Naschy en el museo de cera de Madrid.
Escrita, dirigida y protagonizada por Paul Naschy en 1988 en ‘Horror en el museo de cera’ nos encontramos con Naschy encarnando a Cristián Carvanon. Un profesor salido e impotente que se tira a sus alumnas a cambio de aprobados, y que no parece haber superado la separación de su mujer. Entre sus alumnos hay un grupito que quiere entrar en una hermandad, rollo americano, y como prueba tienen que pasar una noche encerrados en el museo de cera de Madrid, aventura a la que también se suma el sátiro profesor. Casualmente, en esas fechas y en los alrededores del recinto se han cometido varios asesinatos con alguien de aspecto parecido a una de las figuras, un verdugo medieval llamado Leonardo de Fresdeval. Un hombre que se especializó en degollar a mujeres infieles.
Entre los actores del filme estaba la chica Chicass Candela Palazón (que vivía un momento ducha a lo ‘Psicosis’), Loreto Valverde (que moría decapitada), Marta Valverde (la final girl que sobrevive a los ataques de Leonardo) y el padre de Loreto y Marta, Lorenzo Valverde, que hacía de ayudante del comisario. Además había un niño de la calle al que daba vida el hijo de Paul Naschy, Sergio Molina, y que tenía poderes extrasensoriales con los que ayudaba a localizar al asesino. De todo el reparto tengo curiosidad por saber quién haría de Martín, un personaje que tras fumar porros en mitad del museo sale del armario.
Así pues, entre crimen y crimen, bromas de jóvenes asustando a sus colegas y algún sueño que incluye falsas muertes, uno se pregunta ¿ha resucitado Leonardo de Fresdeval? ¿Alguien ha practicado magia negra para que su figura de cera tome vida y rebane pescuezos? ¿O alguien se estará haciendo pasar por él? ¡Ay, chica, qué misterio! No quiero hacer spoiler, pero la respuesta al enigma es la tres, y era el profesor el que asumió este personaje porque su mujer le puso los cuernos. Y porque todas las mujeres de su vida han sido malas, villanas y perversas, y eso vuelve loco a cualquiera, por muy catedrático de psicología que sea.
Todo lo que rodea a ‘Horror en el museo de cera’ es un misterio. Según cuenta Matellano, no se puede afirmar siquiera que la película se llegase a rodar entera, aunque alguno de los que estaban en la producción hablan de que se hizo un primer montaje. Tampoco se sabe si alguien conserva los brutos, o si como fue filmada en vídeo si las cintas se reutilzaron. De haberse llegado a estrenar sería una auténtica película de culto, que incluso habría tenido guiños al terror contemporáneo de finales de los ochenta, con dos chicos del grupo disfrazándose de Freddy Kruegger y Jason de ‘Viernes 13’ para acojonar a los amigos (algo que también se vio en aquella época en la película ‘Campamento Sangriento 2’).
Cuando hace unos años entrevistamos a Marta Valverde nos contó que»la primera película que rodé con él fue ‘Horror en el museo de cera’, en la que yo era la protagonista femenina, muy buena, y que era el único personaje que conseguía vivir. Y como en aquella película hacía de buena quería ser mala en la siguiente, ‘La Noche del Ejecutor’, y Paul me decía que yo no daba el perfil. Y empeñada en ser mala, yo me presenté en la productora tal cual salgo en la película: con unas pintas de macarra y yonki que al verme me dijo “el papel es tuyo”».
Del guión, lo que más me llama la atención es la forma que tenía Paul Naschy de escribir, con indicaciones de qué se debe mostrar o qué no, si el plano se abre o se cierra sobre un personaje, o incluso llamando a un mismo personaje de varias maneras sobre el papel. Un libreto de autor para que el mismo guionista lo dirija, muy en la línea de los que he leído de Pedro Almodóvar (y completamente opuesto a lo que mi profesor de guión me decía que hiciese).