La Otxoa: «El Orgullo es nuestra fiesta y lo celebramos como nos da la gana»

Celebramos el día del Orgullo entrevistando a La Otxoa. José Antonio Nielfa, quien comenzó como cantante masculino hasta que un día comenzó a hacerlo con peluca y tacones con el nombre de La Otxoa, es de esas personas a las que debemos que España tenga los actuales derechos LGBTIQ. Con quince discos publicados, ahora presenta un nuevo álbum, ‘Con mucho… orgullo’. Y con ella celebramos este día charlando sobre si el Pride se ha vuelto comercial, sobre música y política, travestismo y de la historia e un país en la que amar a alguien de tu mismo sexo era legalmente sinónimo de ser un vago y un maleante.

 Y aquí, la entrevista resumida en titulares:

«En los 60 íbamos a Francia para poder bailar agarrao, y ahora a nuestro lado es un pueblo».

«Del Orgullo me da morbo ver a los fachas de Madrid, que seguramente nos odiaban, y que por vender tengan que poner la bandera gay en lo alto de su hotel»

«Llegué a Torremolinos en el 66, y aquello era otro país, era un paraíso y un infierno»

«En la actualidad falta profesionalidad en el transformismo»

«Joda a quien joda, las leyes progresistas las tenemos gracias al Partido Socialista»

Entrevista a La Otxoa

Sacas un nuevo disco, ‘Con mucho… orgullo’

El disco ya ha salido, de momento se puede encontrar por aquí por el norte, y en Madrid se podrá encontrar en breve. El año pasado en el día del Orgullo aquí en Euskadi, que lo hacemos en barco por la ría, dije «joder, siempre cantamos las mismas canciones, necesitamos un himno» y me puse en ello. Ha sido un parto de un año, pero creo que ha salido muy bonito, se llama ‘Quién roba mi libertad’. Luego hay canciones «Made in Otxoa» como ‘La Bianchona’, ‘Sola en Ikastola’ y Voy a llorar a Bilbao. Y luego he querido hacer un homenaje a todas esas canciones que estuvieron en el punto de mira y censuradas por sus letras, porque se cantaba al amor entre personas del mismo sexo. Como ‘Ojos verdes’, que estuvo prohibida, porque decía «apoayo en el quicio de la mancebía…» (mancebía es un prostítubulo), y se lo cantaba Miguel de Molina a un republicano. Luego se levantó el castigo por las influencias de doña Concha Piquer, que cantaba todo el repertorio de Miguel de Molina, y se decía que estaba liada con el cuñado de Franco, Suñer, y entonces ella sí lo pudo cantar con toda libertad. También De Manuel Alejandro, que la cantaba Raphael, he incluido ‘Volveré a nacer’, no por estar censurada, sino porque la siento como autobiográfica. Se refleja mucho toda mi vida, necesito otra vida para vivir lo que no viví, por tanto trabajo y tanto rollo desde pequeño.

Porque has viajado más que el baúl de la Piquer.

En mi generación empezábamos jóvenes a trabajar, ayudando a tus padres, en mi caso, en un bar, con quince o dieciséis años, para llevar a casa algo. La vida ha cambiado mucho, y se incorporan al trabajo a los 50 y se quieren jubilar a los 55, y si yo lo hubiese podido hacer, también lo hubiese hecho.

¿Quién ha robado durante años tu libertad?

Me la he complicado yo, aunque cuando te la roban es porque tú quieres. A veces ha sido con mucho placer, y otras con mucho sufrimiento, pero sé que la felicidad completa no existe, que solo hay momentos. Mi libertad ha sido momentánea, a nivel de amor. Se puede estar solo muy bien, y acompañado también, y se puede estar solo y muy mal, y muy mal acompañado. Yo estoy solo ahora y estoy feliz haciendo lo que me da la gana, viajo, voy de aquí para allá y no necesito a nadie.

¿Cuándo fue la primera vez que te subiste a un escenario? 

Canto desde chavalito y la primera vez me quedé mudo de los nervios, y paralizado, no podía ni mover el brazo, fue terrible; menos mal que yo creía en mí y sabía que había sido un mal trago por pisar un escenario por primera vez. Comencé cantando en Torremolinos, llegué en el año 66, con 17 años, y aquello era otro país, no tenía nada que ver con Bilbao, ni con Madrid ni con ninguna otra parte. Torremolinos era un paraíso para nosotros, y también un infierno, porque era la capital de Europa de libertades y de vanguardia pero también había mucho vicio, lo que no se conocía en ninguna parte.

Te defines como «cantante humorista con falda». ¿Cuándo te plantas la falda por primera vez?

De Torremolinos me fui a Barcelona, y allí estaba el Carrosuel de París, La Bambi, Cosinelli, las mejores transexuales, los mejores imitadores de estrellas, había como 60 cabarets… Era la ciudad más divertida del mundo, y vi cómo la gente se transformaba en el Copacabana, o el Barcelona de noche, y yo me decía «con el miedo que tengo yo cantando vestido de chico, pues es mi solución: hacerme un personaje y cantar, con otra personalidad». Yo me maquillaba, me ponía la peluca y se me quitaba el drama de salir al escenario, que ya no lo tengo, pero en aquella época sí. En aquella época yo destacaba por cantar, porque en el transformismo eran imitadores de estrellas, que hacían playback, y yo siempre he sido cantante; mi inspiración fue en Barcelona y ahí nació el personaje en época en la que nadie lo hacía.

La Otxoa 2018

Allí era un atrevimiento travestirse y ahora es casi moderno ponerse una peluca y unos tacones.

Pero no hay arte, y antes sí. El que imitaba a Lola Flores era igual que Lola Flores, como Juan Gayo; el que imitaba a Juanita Reina, o Liza Minelli, o Mina eran clavados. El arte estaba en su forma de maquillarse, de moverse; ahora se ponen un moño e imitan a Karina, que no tiene nada que ver. En la actualidad falta profesionalidad. Estaba Antígona, Alberto Jurado, Miguel Reina, Pirondello que hacía Marlene Dietrich, Édith Piaf, Liza Minelli y  Charlot, y era impresionante. Y muchos habían sido bailarines e imitaban a sus estrellas hasta el punto que verdaderamente que parecían ellas.

¿No crees que es una injusticia que se valore poco el papel que hicisteis los gays de aquellos años, pues gracias a vosotros tenemos los derechos actuales?

Sí, y mejor que nunca se olvide porque no sabemos lo que puede llegar después; Barcelona era una ciudad muy libre y llegaron y nos detuvieron a todos, sin hacer nada turbio, por estar en un café supuestamente gay tomando algo. No sabes la persecución que vivías, que ibas a un bar gay y estabas temblando por si llegaba la policía. Y aunque estuvieses trabajando desde joven como yo, te aplicaban la ley de peligrosidad social de vagos y maleantes, era terrible.

Hombre, el retroceso es posible, antes hablábamos de canciones censuradas, y ahora estamos viendo cómo se detienen a cantantes por temas que llevan 20 años cantando.

Exactamente, como a Evaristo de La Polla Records. Es que hemos tenido una dictadura con el PP, es una vergüenza, son unos hipócritas. Y recurren el matrimonio gay, y luego se casa el alcalde de Vitoria y va toda la cúpula, ¿cómo se puede leer eso? ¡Que recurrieron la ley, como la del aborto, que luego son las primeras que lo practican! Ya casi no hay ideología, porque estamos muy acomodados todos, pero hay que buscar la vanguardia, partidos vanguardistas, como el Partido Socialista, que joda a quien joda todas las leyes progresistas las tenemos gracias a ellos, que son los que las han luchado y han estado ahí, y cuando han sido mayoría las han sacado adelante. Imagino que ahora se avanzará un poquito más, con lo que no se avanza es con la otra gentuza, y con Ciudadanos igual. Unos son franquistas, y los otros de José Antonio Primo de Rivera, son primos hermanos.

Tú que incluso fuiste encarcelado por ser gay, ¿imaginabas que España podía evolucionar tanto en tan poco tiempo?

En Euskadi nos íbaos a Biarritz, que pertenece a Francia pero es frontera con San Sebastián, nos íbamos a una discoteca en la que podíamos bailar a lo agarrao, que se llamaba Le Caveau, La Cueva, y te hablo de los años 60. Y mira cómo era Francia en aquella época, y ahora a nuestro lado es un pueblo. Recuerdo ir a París, a calle Santana, que era un escándalo, o en Alemania, en Dusseldorff o en Berlín, y la felicidad que era poder estar tomando una copa y haciendo lo que te da la gana sin estar temblando porque de un momento a otro te podía llegar la policía para detenerte, que es lo que pasaba en España. Y parece que ellos se quedaron ahí, y que nosotros somos los más avanzados del mundo.

¿El Orgullo se ha convertido en algo comercial?

Es verdad que es muy comercial, pero ¡y el morbo que me da ver a los fachas de Madrid, que seguramente nos odiaban, y que por vender tengan que poner la bandera gay en lo alto del hotel! ¡Me encanta! Basándonos en que es comercial, deberíamos reivindicar más algo cada año y no quedarnos en un eslogan. Denunciar esas cosas cotidianas que nos ocurren, como cuando vas por la calle y vas de la mano y te incordian. En Madrid el Orgullo se ha convertido en una fiesta mundial y no hay quien evite que esa gente gaste y consuma, y que vaya a la pastelería de San Onofre y se compre un dulce con la bandera gay, como la hay.

¿Hay que sacar la peluca para festejar el Orgullo?

Es una fiesta nuestra y la celebramos como nos da la gana, quien quiera con peluca, quien quiera, no.  ¿Quién me iba a decir a mí, que jugaba al fútbol, que iba a acabar trabajando con peluca y haciendo un personaje muy popular y grabando quince discos? Y seguramente si no me la hubiese puesto no hubiera pasado nada de eso. Yo he tirado a ciudades enteras a la calle con el ‘Libérate’, en los años 70. Salir a la calle, cantar en unas fiestas, en la que había gente que estaba oculta, disfrazada de capullo en el jardín, y luego salió del jardín y se liberó. Todo es necesario para que la gente tenga información, en la mía no lo teníamos. No sabíamos qué era un homosexual, eras tú, solo, hasta que te encontrabas con otras personas como tú por la calle.

Nunca es tarde para colgar las botas de fútbol y calzarte unos tacones si eso te hace feliz.

Mira, te voy a contar una anécdota. Yo he tenido un bar en Bilbao que ha sido el número 1 durante 40 años, y un día me vino un señor y me dijo «si me visto de mujer un día y vengo aquí, ¿pasa algo?». Era igual que Dustin Hoffman en Tootsie. Era muy reservado, y me contó que estaba muy bien posicionado, que trabajaba en un banco, su mujer era médico, y que lo hacía en una lonja que tenían, le quitaba la ropa a su mujer, se vestía y se maquillaba allí, y salía a la calle desde la lonja.Y ahora he leído que en Londres los maridos se visten de mujer y quedan, y también hay una cosa para analizar, ¿por qué los tíos que van de despedida se visten de mujer? ¿Es algo que todos tienen ahí, hasta el más machirulo, y es el día más feliz de su vida? Algo tiene el agua cuando la bendicen, y si tenemos tanto éxito será por algo.


Redactor freelance. Licenciado en Comunicación Audiovisual y Máster en Publicidad y Márketing.

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