¡Hola, soy Edu, feliz Navidad!

Hace ya casi dos décadas llegó a nuestras vidas un aparatito tecnológico que se quedó para siempre. A diferencia de productos como el laserdisc, el beeper o el Teletrébol de Telecinco, este nació, creció y se hizo inmortal. Hablamos del teléfono móvil.

En los primeros anuncios de televisión, el móvil se vendía más como un lujo que como una necesidad. Si no, no se explica aquel anuncio de Moviline (que no era ni Movistar aún) en el que una mujer que llamaba a su casa desde mitad de una montaña para decirle a la madre que qué bonita está la luna y que cómo brilla. ¿En serio te gastaste casi veinte duros en decir «hola, mamá, mira cómo me sobra el dinero que te llamo desde lo alto del monte, pero luego cuando estoy en la ciudad, en casa, no te llamo desde el fijo».

Sin embargo, con la compañía Airtel (ahora Vodafone, para los más jóvenes) se consiguió grácias al móvil que la gente fuese más humana. En concreto, en 1997, todos felicitamos a alguien diciendo «hola, soy Edu, feliz Navidad»,  igual que el chiquito de los anuncios. Un chavalito con gafas que llamaba a toda la agenda de teléfonos de sus padres diciendo la consabida frase. Que yo no sé tú, pero cuando estoy en casa y mi madre hablaba con alguna prima o tía y me decía que me pusiese para felicitarle era más un marrón que otra cosa y lo intentaba evitar a toda costa. Pero Edu no, Edu disfrutaba deseando felices pascuas al prójimo.

Sin duda, el anuncio, que respondía a una oferta de Airtel de tres meses de llamadas gratuitas, caló hondo, e hizo que todos los Edus estuviesen tan hartos de los spots como las Macarenas del hit de Los del Río.

Como en España somos muy de repetir lo que funciona (véase ‘8 apellidos vascos’ / ‘8 apellidos catalanes’), el personaje de Edu acabó saliéndonos por las orejas. Así, hubo una secuela en la que el chiquito usaba un plan provincial para llamar más barato dentro de tu provincia (¡inimaginable a día de hoy pensar que con el móvil tengas que plantearte si llamas fuera o dentro de tus lindes!) y otro anuncio navideño en el que un coro de Edus deseaba feliz Navidad como si fuesen los niños cantores de Viena o la familia Trapp de ‘Sonrisas y lágrimas‘.

Por si alguien se lo pregunta, el niño Edu se llamaba en realidad Enric Espinosa, y antes de Airtel ya era una estrella de publicidad, con doce anuncios a sus espaldas como afirmó en una entrevista en ‘Crónicas Marcianas’, y entre otros spots había protagonizado el de Fantasy Ball, aquellos chupachups que tenían una bolita dentro con un dibujo que podía ser de un bicho, de Goku o hasta de las Spice Girls. A qué se dedica a día de hoy «Edu» es un misterio del que Google no nos da ningún dato, pero con su talento al aparato sería un perfecto teleoperador de esos que te vende el Canal Plus o ADSL.

Como la nostalgia noventera está tan de moda, igual que Rebeca sigue cantando ‘Duro de pelar’ en los anuncios, ¿por qué no hacer una secuela de estos spots la próxima Navidad donde un Edu ya maduro siga usando Vodafone, antes Airtel, para felicitar a sus amigos?

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Redactor freelance. Licenciado en Comunicación Audiovisual y Máster en Publicidad y Márketing.

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