Historias del ‘Un, dos, tres’ para no dormir

Hace unas semanas Chicho Ibáñez Serrador fue TT. La razón, que sus emblemáticas ‘Historias para no dormir’ cumplían 50 años. Aprovechando esa efeméride, de la que se hicieron eco muchos medios, 39 escalones ha editado en DVD por primera vez la serie completa de terror que adaptó al castellano obras de Edgar Alan Poe, Ray Bradbury, Henry James y tantos otros autores.  Por cierto, ¡bravo por ese curradísimo libreto con la sinopsis de cada capítulo, indicando el reparto, si es una adaptación o un guión original y de qué influencias bebía o a quién inspiró!

Historias para no dormir’ fue un producto muy avanzado para su época, con una exquisita calidad; no es de extrañar que, pese a que largometrajes de cine solo tenga dos, ‘La Residencia’ y ‘Quién puede matar a un niño’, Chicho siempre se destaque dentro de los artífices del género del terror en España, pues aunque ‘Historias’ fuese hecha para televisión, su lenguaje y su esencia era puramente del séptimo arte.

A Chicho siempre le ha gustado hacerse pequeños guiños a su propia obra, como ya te contamos en el manual para ser guionista del ‘Un, dos, tres’, pues solía repetir temáticas de una temporada a otra, pero también repetía preguntas (como “suertes y pases del toreo”) o sketches enteros, como el de la monja Sor Mariana Concepçao que se representó con Mayra y con Luis Larrodera. Echando un vistazo a los DVD, uno se da cuenta que parte de lo que luego disfrutamos en el ‘Un, dos, tres’, Chicho ya lo había hecho en ‘Historias para no dormir’.

El caso más evidente es el de Poe, al que dedicó un programa del ‘Un, dos, tres’ en los noventa, y en cuya eliminatoria, en referencia a ‘El tonel de amontillado’, los concursantes varones aparecían solo en slips y cubriéndose con un tonel sujeto con tirantes.

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‘El tonel de amontillado’ fue uno de los primeros títulos que Chicho adaptó en ‘Historias’, y en su presentación –ya que Chicho siempre presentaba cada capítulo, un poco a lo Hitchcock– Chicho aparecía en un primer plano que luego se abría para descubrir, veinticinco años antes, a Serrador y otros colegas en pelotas y con un tonel con tirantes como único vestuario.

El desnudo de Chicho

Chicho trabajó con un buen ramillete de actores en esas ‘Historias para no dormir’, muchos de los cuales más tarde repetirían con él en el ‘Un, dos, tres’. Por ejemplo, antes de ser una tacañona, Teresa Hurtado fue una jovencita que coqueteaba con la magia negra en ‘El muñeco’, Fedra Lorente lucía escote en el capítulo ‘Freddy’, y Pedro Sempson, que luego fue también un tacañón en la segunda etapa del programa, participó en capítulos como ‘La oferta, ‘La cabaña’ o ‘La espera’. Antes de ser Don Cicuta, Valentín Tornos participó en ‘La alarma’ o ‘El trasplante’ –en este último, junto al futuro cómico de la subasta Raúl Sender, que también apareció en ‘El regreso’–.

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Teresa Hurtado y Narciso Ibáñez Menta en ‘El muñeco’ de Historias para no dormir

También se dio el caso contrario: artistas que descubrió en el ‘Un, dos, tres’ y a los que luego llamó para una de esas historias, como es el caso de Blanca Estrada, que fue azafata en la década de los 70 junto a Kiko Ledgard y que formó parte de uno de los episodios de la última temporada, en 1982, y que llevaba el título ‘El fin empezó ayer’. Y como curiosidad, aunque Mayra no trabajó como actriz en ninguna entrega, sí que lo hizo Alberto Berco, su marido, que apareció entre otros capítulos en ‘La broma’ o ‘El cohete’, emitidos originalmente ambos en abril de 1966.

Mención aparte merece don Narciso Ibáñez Menta, padre de Chicho y actor en numerosos episodios. Una suerte de Lon Chaney hispano con un gran legado en el género del terror, que en el ‘Un, dos, tres’ colaboró puntualmente como actor, o como en este caso realizando una locución.

Sobre el cásting, también me resulta llamativo ‘La oferta’, y en la que aparecen Carlos Larrañaga como protagonista absoluto y como secundaria Concha Cuetos, mucho antes de que fuesen un matrimonio separado en ‘Verano Azul’ y ‘Farmacia de guardia’, ambas series de Antonio Mercero. Y es que Chicho y Mercero se retroalimentaban, y quizá son los máximos exponentes de los telefilmes de los años setenta y ochenta, y por ejemplo en ‘La cabina’ de Mercero representa una variación de ‘El asfalto’, capítulo dirigido por Chicho basado en un relato de Carlos Buiza.

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Concha Cuetos, antes de montar la farmacia

Sobre la influencia de ‘Historias para no dormir’ sobre las futuras películas de Chicho, descubrimos por ejemplo cómo ese elemento del niño malvado al que cuesta darle un par de guantazos que vimos en ‘Quién puede matar a un niño’ ya aparecía en ‘La bodega’, aunque aquí era rollo la invasión de los ultracuerpos. En ese capítulo doble, el niño Pedro Mari Sánchez compra hongos para cultivar en casa, y los plantaba delicadamente haciendo agujeritos en la arena… Del mismo modo en el que Teresa Hurtado enseñaba a Cristina Galbó, la protagonista de ‘La Residencia’, en una magistral clase de jardinería. O por no mencionar pequeños guiños, como que en el episodio de ‘Freddy’ el personaje de la cabaretera Silvia Tortosa se llame Luisa Forneau, el mismo apellido que la dominante directora de ‘La Residencia’. Pero esos son detalles ya que solo los frikis, o los muy frikis, pueden apreciar.


Redactor freelance. Licenciado en Comunicación Audiovisual y Máster en Publicidad y Márketing.

4 thoughts on “Historias del ‘Un, dos, tres’ para no dormir

  1. Mike, ¿Te consideras un fan de los Manus Piñe(i)ros? Es decir, del Homo APM catalá y del Superpiñeiro galego.

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