En 1996 se estrena la película ‘Matilda‘, dirigida por Danny De Vito y protagonizada por la niña Mara Wilson, basado en un libro de Roal Dhal. Cinco años después, en 2001, Jean-Pierre Jeunet estrena ‘Amelie‘, con guion original coescrito por el propio cineasta y protagonizada por Audrey Tautou.
La primera fue un éxito entre los más pequeños, y la segunda entre las modernas, que se convirtieron en clones de la protagonista y se hacían fotos con cucharas en el Fotolog. Hace años tuve un amigo que, como buen proyecto de moderno de manual, adoraba ‘Amelie’ en plan brasas, y yo le decía que aquello no era más que ‘Matilda’ de mayor; una vez, incluso, llegué a regalarle ‘Matilda’ en DVD de tanto que le gustaba la otra.
El otro día recordé esta historia y me dio por googlear, y vi que no soy el único en internet que lo piensa, aunque nadie se explaya en dar argumentos. Así que aquí me despacho yo para afirmar que ‘Matilda’ y ‘Amelie’ son la misma película (y no solo porque la protagonista tenga un nombre de tres sílabas).
Tienen portadas similares.
Tono de cuento de hadas.
Ambas tienen un realismo mágico que nos recuerda a un cuento de hadas, en la que un narrador omnisciente que nos explica cómo piensan los personajes, cómo les ha ido en esa época que la cámara no recoge la cámara, y que incluso nos narra detalles de sus aficiones, filias y fobias.
La protagonista tiene una infancia aislada de otros niños.
Amelie crece aislada de todos los niños porque su padre cree, por error, que la niña tiene problemas cardiacos y eso la lleva a montarse su propio Equalia en el que todo es bonito. Matilda crece sola en su casa, mientras el padre se va a trapichear con piezas de coche y la madre se va a jugar al bingo, por lo que aprende a leer por su cuenta, a prepararse la comida y hasta a desarrollar cierta telequinesis.
Y sus padres no le tienen afecto.
El padre de Amelie no le muestra ningún tipo de amor a su hija, por eso a ella le palpitaba más fuerte el corazón al notarle cerca. Su madre, por el contrario, estaba como un cencerro. Y Matilda, tres cuartos de lo mismo. Nadie le muestra cariño, ni le echan en cuenta. Pobrecita.
Y disfruta comiendo frambuesas.
Una escena icónica de ambas películas tiene de protagonista a una cuchara.
Y es que en ambas películas hay mucha comida.
Hacen feliz a alguien dándole un objeto de su infancia.
Matilda rescata una vieja muñeca de su profesora, la señorita Honey, y Amelie mueve cielo y tierra para de volver a un desconocido una caja que tenía de pequeño llena de tesoritos y que escondía en el suelo.
Y también castigar a quien lo necesiten.
Un día, el padre de Matilda le dice por error que «cuando una persona es mala se le debe dar una lección» para luego corregir que solo habla de niños, no de adultos. Pero ya es tarde y Matilda decide castigarle por sus malos actos pegándole el sombrero a la cabeza y tiñéndole de rubio. Por su parte, la francesa Amelie se vuelve un poco psicópata y al tendero de su barrio le echa echa polvos en su colonia, le adelanta el despertador, le cambia las zapatillas por un número menos y le sustituye las bombillas de la casa para que tenga menos potencia. Vaya, que le faltó irse al cuarto de baño y mearse fuera.
La protagonista se cuela en la casa de alguien que le cae mal y se pone a toquetear sus cosas.
Ya sea el tendero en ‘Amelie’ o la villana señorita Trunchbull en ‘Matilda’, la protagonista de la película que sea tiene virtud para meterse hasta en los charcos.
Ambas películas acaban con la protagonista encontrando alguien que las quiera.
Matilda es repudiada por sus padres y su profesora la adopta, mientras que Amelie encuentra el amor con un joven que colecciona fotos rotas de fotomatones. Una relación muy sana.
Y hasta aquí puedes leer (este post).
Mira que me gustan ambas pelis, Matilda, la vi de nuevo en nochebuena y a Amelie ya le toca. Nunca había visto estos símiles, pero te doy toda la razón.
Me encanta tu coletilla final de las relaciones sanas.
Aunque estoy de acuerdo con las similitudes que señalas. Tengo que decir que ambas películas me encantan, y creo que la diferencia radica en que Amelie ha perdido la alegría y se busca una excusa para dar sentido a su vida: ayudar a los demás. En cambio, Matilda, como es una niña, todavía no se hace la picha un lío como Amélie, probablemente porque Matilda no está tan aislada socialmente como Amelie (como va al colegio, encuentra no sólo a la profesora, que la adora, también hace amigos), y simplemente tratan el tema de la superación personal.
Muy bueno, sea como sea está muy buena la comparación.