‘Polvo de estrellas’ fue un programa de radio sobre el mundo del cine que originalmente emitió Antena 3 allá por los años 80. Cuando Antena 3 dio el salto a la tele se llevó a sus principales figuras radiofónicas a hacer programas similares a los que triunfaban en las ondas para que los hiciesen en la pequeña pantalla (Encarna Sánchez, por ejemplo), y ‘Polvo de estrellas’ fue uno de esos espacios. Y al frente de él, Carlos Pumares, ese señor que se enfadaba tanto en ‘Crónicas Marcianas’ y al que casi todo le parecía una mierda.
Por si no te acuerdas, así era la versión televisiva de ‘Polvo de estrellas’, donde se daba paso a críticas, reportajes y cualquier tipo de pieza relacionada con el séptimo arte.
El programa no es, ni de lejos, de los más recordados de la televisión de los años 90. Sin embargo, Antena 3 decidió apostar por él y convertirlo en un juego de mesa, el cual tengo aún en casa. El juego consistía en obtener todo lo necesario para rodar una película: un guión, un decorado, publicidad, un actor, una actriz y un director. Y ello se ganaba cayendo en las casillas amarillas o verdes del juego y consiguiendo pasar la prueba. Como si fuese un quesito del trivial.
Las tarjetas amarillas (guión, decorado, publicidad) se obtenían realizando con mímica a tu compañero lo que dijese la tarjeta antes de que se agote el tiempo del reloj de arena.
Las tarjetas rojas (actores, actrices, directores) se ganaban describiendo a tu compañero el personaje con datos de su vida personal, de sus películas o lo que se te ocurriese, en el caso de no conocer el personaje.
Luego existían varias casillas especiales en el tablero:
–Suspense: un todos juegan en el que se podía pedir un título de una película que contenga una palabra, decir el título de una película protagonizada por dos actores, decir la película en la que sale un personaje, tararear la música de una cinta… El ganador obtiene el turno, y un fuerte aplauso de nadie.
–Póker. Los dos equipos se apuestan una carta y se tira el dado. El que logre el número más alto se lo lleva todo; en caso de empate, las cartas vuelven a su sitio.
–Contrato. Roba una carta al rival.
Gana el primer equipo que lograse las seis cartas, y que luego además acertase una ronda de cuatro cartas más.
Dicho así el juego parece una mierdita, pero es que realmente lo era. No tenía especial gracia, y estaba recomendado para niños de más de 12 años, pero tú me dirás qué niño conoce a Laurence Olivier o a cualquier otra vieja gloria de Hollywod.
De todas formas, si queréis hacer la mamarracha en familia, aquí os dejo algunas tarjetas para que podáis jugar juntos.