El pasado martes Gustavo Montesano y Vicky Larraz acudieron al programa ‘Hora punta’ de Javier Cárdenas para promocionar ‘Con control’, el nuevo disco de Olé Olé -spin off del disco ‘Duetos sin control’ de la pasada Navidad-. Un programa que ha sido horrible, con menos amor que una entrevista en ‘El Hormiguero’ en el que Cárdenas llamó varias veces «Vicky Larrar» a la cantante, le preguntaba a Gustavo que cómo se podían concentrar con lo guapa que era Vicky en su juventud (#micromachismo) y en el que burló de la cantante Yurena llamándola ‘Tamara-Ambar-Yurena’ dejándola prácticamente como cantante de tercera (¡ay, Cárdenas, bribón, que tú mismo llegaste a sacar un disco que promocionabas en ‘Crónicas Marcianas’!).
De lo poco interesante que comentaron -porque las preguntas eran basura, y Cárdenas y los colaboradores cortaban a los entrevistados para soltar el chascarrillo oportuno de guion- fue que Vicky Larraz fue una pionera en los programas de entrevistar a famosos en sus casas. Y como nunca está de más hablar de Vicky, recordaremos ‘De carne y hueso’, la precuela de ‘En tu casa o en la mía’, ‘Mi casa es la tuya’, ‘Dos días y una noche’ o del próximo ‘Lolita tiene un plan’. Ya sabéis, formatos en los que un entrevistador repasa los aspectos más privados o desconocidos de un famoso.
Se estrenó un miércoles de julio de 1991 a las nueve y media de la noche, tomando el hueco en la parrilla de ‘La Ronda’ de Julia Otero. Dividido en cuatro bloques, estaba dirigido por José Luis Yuste y fueron más de una decena de entregas solo media hora (¿os acordáis cuando los programas no acababan a la una y media de la madrugada) por el que pasaron El Fary, Terenci Moix, Luis Sánchez Polack ‘Tip’, José Luis de Vilallonga, Toni Leblanc, Palomo Linares o Miriam de la Sierra, la noble hija de los asesinados Marqueses de Urquijo.
«Todos los invitados han sido muy pacientes con el equipo del programa. Nosotros nos metemos en sus casas y rodamos durante todo un día para mostrar cómo es el ambiente en el que se desenvuelven cotidianamente», decía Vicky Larraz en unas declaraciones que recogía El País. «Yo me sentiría satisfecha con que la gente no haga zapping», añadía.
Mientras que Bertín, por ejemplo, entrevista a los famosos en un sofá y en la cocina, Vicky era mucho más interactiva: tomaba vino con los invitados, hacía un show de mimos con ellos, bailaba agarrao si hacía falta… Más completa que una Thermomix. Cuando visitó a El Fary, por ejemplo, este le habló de su seducción mítica a Ava Gadner y de cómo empezó cantando en un show en el que una mujer se desnudaba mientras él y otro compañero daban el do de pecho (mítico un «qué grande eres, maestro. Sin ofender» que Vicky le dijo al Fary, quien todos sabemos que era menudito). De Palomo Linares destapó su lado artístico como pintor aficionado (al que le preguntó qué se siente al matar a un toro, algo que hoy habría sido Trending Topic, pues respondió que se siente «una labor cumplida»).
A José Luis de Villalonga lo entrevistó mientras recogía su casa para trasladarse a París. El escritor y aristócrata afirmó que ponía tierra de por medio con España porque estaba «harto, harto, harto de la señora Preisler, de la señora Pantoja, de la señora Obregón, quiero irme a un país donde no los vea más». Cuando entrevistó a periodista Fernando García Tola en ABC cuenta que le costó mucho que se quitase sus corazas, y que al final en él no había «ni carne ni hueso, solo pose».
A veces, las entrevistas sucedían también fuera de casa. A Javier Gurruchaga lo entrevistó en una cama de burdel con un maromo negro por allí («la cama es un lugar ideal para leer, para dormir o para que te entreviste Vicky Larraz»), a El Tricicle en un teatro y a Tip en un restaurante en el que acabaron comiendo arroz en paella.
En resumidas cuentas. Que ni Bertín, ni Lolita, ni Susanna Grisso inventaron nada con eso de entrevistar semanalmente a un famoso en su casa. Vicky Larraz es como Madonna, ella siempre lo hizo todo antes y mejor.