Las enciclopedias en la vida de un Sufridor en Casa

Por JoniPod

En pleno 2012 donde la wikipedia es una fuente de consulta tan fiable como Lydia Lozano y a la que los estudiantes de la ESO acuden como Massiel al mueble bar, queremos recordar tiempos pasados en los que vivimos una transición del conocimiento. Dicen que el saber no ocupa lugar pero hasta mediados de los 90 al menos se comía la mitad de tu salón. Queremos recordar esa época en la que todos los hogares reinaba una enciclopedia, a veces un elemento tan importante como la vajilla de la Cartuja o el laserdisc la minicadena

La más famosa por antonomasia era la Espasa Calpe, más antigua que la cartilla de vacunas de Marujita Díaz. Se trataba de una enciclopedia con unos tomos gigantes, sobrios, cargados de información, cuyo diseño nos recordaba a las oficinas de los años 70. En la década siguiente, adquiriría gran protagonismo porque era uno de los regalos estrella de los bancos y se convirtió en herramienta habitual de «El Tiempo es Oro». El concurso que popularizó Constantino Tomillo Romero durante 5 años en TVE se apoyaba mucho en las enciclopedias, tanto para decorar el plató, como para el uso de las mismas. Los concursantes debían cargar y revolver los tomos de la Espasa Calpe para encontrar la respuesta a la prueba final. ¿Te acuerdas?

Para los que en aquel entonces estábamos aún en edad escolar, todo este rollo de las enciclopedias nos parecía un coñazo, salvo que fueras un niño repollo como los que iban a concursar al «Un,Dos,Tres». Servidor recuerda recurrir a una enciclopedia que tenía en casa para hacer los trabajos de clase, no éramos pudientes y en mi casa se recicló una vieja enciclopedia de mi tio de tiempos en los que se hablaba de Francisco Franco como señor en vida, Caudillo de España. Me tocaba ir en muchas ocasiones a casa de mi tío que tenía la «Enciclopedia ilustrada Larousse» para que mis trabajos no quedaran más desactualizados que los estilismos de Norma Duval.

Cristasol, digo, Crisol de Culturas en un solo salón
Cristasol, digo, Crisol de Culturas en un solo salón

Ahora que el método Ana Rosa está tan de moda y es tan simple coger de aquí y allí para hacer un documento (yo confieso haber recurrido al copypaste en tiempos universarios) en mi época del colegio, nos obligaban a hacer los trabajos a mano para que tuviéramos un esfuerzo mayor (aunque estuviéramos copiando el párrafo de la enciclopedia). Recuerdo ilustrarlo con fotocopias y trabajar las portadas con rotuladores Carioca. Las profesoras le decian a mi madre que yo era un «niño muy creativo»… ¡Qué bonito eufemismo!

Tuvieron que pasar algunos años, hacia mediados de los 90, se puso muy de moda entre la juventud la Cherry Coke la enciclopedia VOX. A diferencia de las clásicas, esta enclopedia estaba agrupada por temas/asignaturas y tener una se convirtió en algo muy «in».  Muchos de tus compañeros venían cargando con algún tomo para enseñarte lo maravillosa que era, los anuncios la planteaban como la «gran herramienta de ayuda del estudiante». Si ahora muchos presumen de tener un Mac o un iPhone poniéndole la pegatina de la manzanita a su coche o al cuaderno del trabajo, en aquellos años, sabías qué niños disfrutaban en casa de una enciclopedia VOX, porque al comprarla te regalaban una mochila para ser reconocido como «chico VOX» en la puerta del colegio.

¿Tendría Paquirrín una VOX en Cantora?
¿Tendría Paquirrín una VOX en Cantora?

En el salón de mi casa entraban como Pedro por su casa la señora que nos surtia de Tupperware, la mujer que vendía esos geles espumosos de AVON, el cartero con los catálogos de VENCA… pues anda que no me costó convencer a mi madre para que invitara al comercial de VOX. Al final le convencí, vino el señor, los recibimos mi abuela, mi madre y yo, y a mi «solo por recibirle» me regaló un superboli (de esos gordos como los de 10colores) que se giraba y te iba dando las tablas de multiplicar…y eso fue lo único de VOX que conseguí, mi madre no compró la enciclopedia. Para no dejar a su niño sin la «aventura del saber» me compró otra…la «Enciclopedia Océano», que era como la versión Hacendado, también venía por asignaturas. En lugar de mochila el regalo fue… un maravilloso mueble estanteria de conglomerado con acabados dorados que permitió colocar la colección de libros y convertir mi habitación en un pequeño «El Tiempo es Oro»…con una hora menos, que para algo estaba en Canarias. La enciclopedia no estaba mal, y venía en color y todo. Mi madre resarció mi ausencia de VOX, regalándme el «Diccionario VOX de la lengua castellana», que era más grueso y pesaba más que Mariah Carey embarazada.

El siguiente salto tecnológico llegó con el boom de los PCs y los «CDROM». ¿Os acordáis cuando en los discos de los cantantes como el de Britney o los BackStreetBoys incluía una «pista interactiva»? Que no dejaba de ser un simple video en «Quicktime» y 4 fotos en un menú más simple que una canción del «Caribe Mix». Pues los «CDROMs» interactivos comenzaron a ser la gran moda que acompañaba al crecimiento de ordenadores en los hogares españoles. Y las enciclopedias no iban a ser ajenos a ello. Pasamos de tener 20 libros a un CD que incluía toda la información. ¡Bienvenidas las enciclopedias multimedia!

Y aquí volví a sufrir un agravio comparativo, seguramente todos pensáis en la «Encarta», esa gran enciclopedia cuya primera versión en español llegó en 1997. Liderada por Microsoft, ofrecía el paradigma de modernidad en cuando a poder buscar términos, consultas mapas, lineas de tiempo, audio, videos… Los trabajos del instituto ya no volverian a ser lo mismo preferías echarte horas en la Encarta antes que ver «El Super». Pero no, mi madre no me compró en la Encarta, me llevó al Corte Inglés en busca de una enciclopedia para mi nuevo ordenador con altavoz, micrófono y torre cuyo ventilador era más ruidoso que el de Coral en las preselecciones eurovisiva. Allí le enseñaron una que costaba muchísimo menos que la Encarta, se llamaba «Futura 97». Sí, en un alarde de modernidad, salía la monalisa, un cohete, mapas y más elementos de sabiduría. Además, para fomentar mi enseñanza, incluía un segundo CD con un comecocos trivial, a medida que ibas a comerte la bola, te salía una pregunta…vamos, riete tú del «Un,Dos,Tres» como ejemplo de concurso combinado.

La Futura´97, acabó oliendo a Pasado´98. Era menos actualizable que el repertorio de Sergio y Estíbaliz. Aún asi yo recurría a ella para copiar definiciones y verme los clips de video que incluía, como un YouTube prehistórico. Hubo que esperar a la llegada de internet en casa para empezar a buscar en página de Geocities, pero esa historia ya nos la sabemos todos y pertenece a la década de los 2000s, esa que nos trajo a Rosa en Eurovisión y a Shirley Clamp en el Melodifestivalen… ¿que no sabes quién es? La buscas en la wikipedia porque no creo que venga en ninguna de las enciclopedias que tengas en casa…¿Conservas alguna?


Blog sobre televisión, música, cine y lo que surja, siempre desde un punto nostálgico y humorístico. Emitiendo de manera ininterrumpida desde 2009.

8 thoughts on “Las enciclopedias en la vida de un Sufridor en Casa

  1. Me he tronchao con llamar a algo «la versión Hacendado».
    En mi casa la Espasa la trajo la caja de ahorros al abrirse la familia una cuenta de esas donde tenías que meter un dineral a muchos años vista, no te daban intereses y resulta que te hacían el «regalo» de la enciclopedia…Menudo morro y menudos pardillos éramos.
    Como yo aspiraba a cerebrito aunque luego me catearan en clase, estuve ( y esto es verdad verdadera) tres meses repasando todas las noches un tomo tras otro; creo que hay páginas que me sé de memoria y to.

  2. ¡Qué geniales sois! Yo soy de la generación Encarta y del diccionario Iter Sopena (hacia 1994). ¿Por qué Wikipedia no incluye animaciones didácticas?

    Por cierto, me ha encantado lo fuera de contexto que está minuto 0:56 de ‘El Tiempo es Oro.’

    – Collar. Collar de la reina. – ¿De qué reina? – No lo pone. – ¿Elixir de la juventud? – ¡Sí! – ¡Ah!

    Y me he sentido muy identificado con el bonito eufemismo: ‘niño muy creativo’.

  3. Mi enciclopedia era «Léctum Juvenil», agrupada por temas en vez de por el tedioso orden alfabético. Era maravillosa para lucirse en exposiciones orales.

    Yo reivindicaría una sección dedicada a las enciclopedias que nos vendieron los programas de TVE: «Ábrete, Sésamo», «Érase una vez el cuerpo humano», «Biblioteca de los jóvenes castores», «El libro secreto de los gnomos», etc. Al menos de las dos primeras podría informaros 😉

  4. Tb recuerdo las encilopedias que «regalaban» con los periodicos, tengo una que es interesante, pues tiene tomos sobre mitologia, citas celebres o mujeres en la historia, la verdad que alguna vez me he puesto a leerla. Tb tengo un diccionario enciclopedico de Star Wars, tb el bestiario de tolkien y un atlas de la tierra media, vamos todo muy util y enfocado a aprobar las asignaturas.

    Grandes Jon tus comentarios especialmente el del «niño creativo…»

  5. Pues yo en lugar de enciclipedia tengo… ¡¡el libro gordo de petete!! coleccionado por fascículos hasta al menos el quinto tomo!!

  6. Tengo varias en casa de mi madre. Y la verdad es que todas me gustan. Lectum Juvenil (trabajo de 10 sobre veleros con sus fotocopias a color. Base10, diccionario enciclopédico, 100.000 pesetas en pack Océano «tu hijo será el mejor de la logse», grandes biografías, cocina, atlas, regalo cadena musical y mueble (no cabían ni la mitad de los libros y de 1o en varios trabajos de historia ya en la ESO, y antes ya primer trabajo como internauta pionero copiando y pegando sobre la guerra de kosovo dejado a profesor ojiplatico. También tengo una Vox en 4 cd’s

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