De cuando Julián Contreras pudo ir a Eurovision

Por Mike Medianoche

Esta noche comienzan las galas de la preselección  española para elegir quién nos representará en Eurovision, un evento que en ocasiones es más fascinante que el propio festival. Hoy Sufridores en Casa será algo así como el fantasma de las preselecciones pasadas y te hará viajar en el tiempo hasta 1993.

Emilio Aragón y Lydia Bosch arrasaban con El Gran Juego de la Oca; Rafaella Carrá ganaba el TP de Oro a la mejor presentora por ¡Hola Rafaella!; Camela tenía entonces cinco componentes y lanzaban a los mercadillos su primer casette titulado Me gustan tus ojos; Paula Vázquez debutaba en televisión de la mano de Chicho como azafata del Un Dos Tres; y Eva Santamaría nos representaba en Eurovision con el tema Hombres.

Según Wikipedia, la Lydia Lozano de las webs (pues lo sabe todo, aunque luego las fuentes  sean más que dudosas) , nos cuenta que en la preselección interna de TVE de ese año  había otros nombres como Yussek (¿quién o qué es esto, un grupo, un cantante…?) y Julián Contreras, el entonces esposo de Carmina Ordoñez. Sí, al igual que Bienvenida Pérez, Javier Cárdenas o Ernesto Neyra , ya que va la cosa de exmaridos de Carmina, Julián Contreras también tuvo una carrera discográfica.

La corbata de la izquierda se la regaló Fran Rivera por Navidad
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Así,  en el año del que hoy hablamos, 1993, salió al mercado su álbum Entre su mundo y el mío, en el que Julián nos ofrece una docena de canciones con música y letra compuestas por él mismo,  ya que al parecer es cantautor como Merche. El disco es una oda a la canción ligera con raíces flamencas, siendo algo así como la versión masculina de la amiga de su entonces mujer Lolita Flores, y entre esos doce temas posiblemente se encuentrase esa canción con la que nos pudo representar en la campiña irlandesa.

Entre los títulos encontramos un gran alarde de originalidad, ya que suelen ser las primeras palabras de la canción, como Mírala, El fin del camino, Desolado, Cómo te recuerdo o Perdida. Que dicho sea de paso, los títulos vienen en mayúsculas y sin tildar, y en este último caso hasta que escuchas el tema no sabes si hablará de una pérdida o de una mujer perdida, ya que  no es lo mismo decir “Julián dijo en Sálvame que estaba muy triste por culpa de la pérdida de Carmina”  que “Julián estaba muy triste por culpa de la perdida de Carmina”. Que, por cierto, no sé si iría dedicado a Carmen o no, pero hay una canción que habría sido propia para cantarla en el funeral de La Divina, llamada Cómo te recuerdo, y que narraba la historia de una mujer que “aprendió a volar”, a hacer en su vida lo que quería aunque se sentía sola porque sus amigas no podían seguir “el ritmo de vida de frivolidad” que llevaba. Así de duro.

Marruecos le devolvió la inspiración y le robó la tilde a habéis
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Pero volvamos a Eurovision. El disco no contiene ningún hit que pudiésemos considerar eurovisivo, signifique eso lo que signifique, aunque claro, como en los noventa mandamos cosas como el Ella no es ella o el Ay qué deseo, quien te dice que no podíamos haber mandado a Julián… Si TVE hubiese querido mandar una apuesta internacional, se habría decantado posiblemente por Volver a Marrakech, una canción con aires marroquíes (por llamarlo de algún modo), que no habría logrado el voto de Marruecos (país al que Julián dedicó el disco) ya que este país sólo participó en el eurofestival de 1980. Pero quizá algún otro país sí que nos hubiese dado algún puntillo al oír a Julián pronunciar “Marrakessshhh” en el estribillo.

También podríamos haber enviado, sólo por dar de qué hablar, el tema No la puedo dejar, que habla de cocaína del romance de Julián con una chica a la que dobla la edad. Pero, por tema de duración, la canción con más papeletas para representarnos habría sido Sevilla te quiero, la única que apenas dura tres eternos minutos, y que nos cuenta un batiburrillo de tópicos hispalenses, como los nazarenos, los toreros o el barrio de Triana. A la par que demuestra tener un gran dominio de las figuras literarias (como eso de cómo dibujarán las manos del pintor «el dorado invisible de tu albero”). Un hit que aporta tanto al mundo de la música como el libro que escribió su hijo llamado Querida Mamá al mundo de la literatura. ¿Habría conseguido este estribillo que reza “Ay, Sevilla, Sevilla, te quiero, Ay!” más puntos que los Hombres de nuestra Eva Santamaría? Posiblemente, no.

Esto es todo, queridas amigas. Esperamos que el programa de esta noche no nos defraude en lo que a domesticidad de las galas de otros años. Y ya sabéis, mañana hablaremos de Lo que interelu.

PD: Gracias a Sucettepuke que me regaló el cedé al que hoy dedicamos la entrada.


Blog sobre televisión, música, cine y lo que surja, siempre desde un punto nostálgico y humorístico. Emitiendo de manera ininterrumpida desde 2009.

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