¡Carràmba qué Carrá! Los mensajes ocultos de las canciones de Raffaella

Por Pedro Ángel Sánchez*

Han pasado más de 40 años desde que viéramos por primera vez en la televisión de nuestro país a una rubia pizpireta que cantaba, bailaba y que con su acento italiano conseguía ganarse desde el minuto cero el cariño de los españoles gracias a su talento y sobredosis de carisma.

«La Carrá» llegaba a España en 1976 y lo hacía para quedarse. Tanto es así que a día de hoy acaba de ser portada de la edición italiana de la revista Vanity Fair con motivo de su vuelta a la televisión de la mano del nuevo programa («La mia casa è la tua») que estrenara a finales de marzo.

Una diva que supo como pocas adelantarse a su tiempo: con sus estilismos, su forma de hacer televisión, su mítica melena rubia… y, por supuesto, con sus canciones.

Raffaella cantaba al BDSM, al poliamor y al onanismo cuando nadie lo hacía

Canciones archi-conocidas por todos como ‘Rumore’, ‘Qué dolor’, ‘Fiesta’, ‘En el amor todo es empezar’, ‘Hay que venir al sur’ o ‘Caliente caliente’, entre otras muchas, en las que supo entremezclar como nadie la ingenuidad, la ironía con letras más que transgresoras para su época.

Seguramente algunas de esas canciones las habrás escuchado a lo largo de tu vida. Pero quizá no eres consciente de todo lo que con su más que característico «spagnolo-italiano» nos estaba contando la inigualable Raffaella. Aprovechando la invitación de Sufridores a escribir en este templo de la nostalgia quiero descubrirte algunos de los mensajes más potentes de las canciones «más desconocidas» de Raffaella Carrá.

53.53.456

Solo ella conseguía cantar y bailar como si estuviera cantando una canción para los niños mientras hablaba, por ejemplo, de la masturbación femenina. Has escuchado bien.

El lengendario «53.53.456», esa infantil melodía cuyo estribillo podría ser perfectamente banda sonora de «Barrio Sésamo», nos habla de una mujer que no para de marcar dicho número de teléfono para quedar con su amante. El susodicho caballero no coge el teléfono y la espera es tan larga que el dedo termina quedando «enrojecido de tanto marcar». De ahí que el índice termine moviéndose solo «sobre mi cuerpo» y marque «sin parar».

Como curiosidad os cuento que esta canción, que fue todo un éxito también en países como Grecia y muchos países de Latinoamérica, tuvo que variar su nombre ya que dicho número, según dicen, coincidía con un abonado de la línea telefónica en Argentina. De ahí que al otro lado del charco el «53» tuviera que ser sustituido por el «03.03.456»

Santo, santo

El «sado» también le «ponía» y mucho a «la Carrá». Nuestra querida Raffaella también lo dejó patente en uno de sus temas más desconocidos por el gran público: «Santo, santo». Otra de esas canciones que invitaban a cantarlas a voz en grito mientras que, casi sin darnos cuenta, nos estábamos lamentando del «plof» que había resultado ser nuestro querido marido.

«Sale muy temprano y cuando es de noche vuelve destruido». Así comienza un «santo santo» en el que la italiana termina confesando que su media naranja «a la hora de amar, se duerme». Sin pelos en la lengua sentencia que ya no aguanta más llevándonos hasta un brutal estribillo que termina siendo una auténtica fiesta de sonidos y coros setenteros sin desperdicio alguno. «El santo me engañó… ¿Dónde está el sadismo, dónde el masoquismo, lo que él me prometió?».

Pedro

El que parece que no era tan «santito» era Pedro. Un chico que se encuentra por casualidad con la incombustible show-woman por las calles de Santa Fe mientras ésta «andaba sola por las calles, haciendo fotos a los monumentos». Fue al ver a «la típica extranjera» cuando ese Pedro «con cara de inocente y aire formalito, se ofrece como guía, para la ciudad».

A partir de entonces… la simpática Carrá y el inocente Pedro-Pé comienzan una visita guiada, más que por la ciudad argentina… por las estrellas. (SPOILER) ¡Sí! Así cierra la legendaria artista la canción: «Menudo formalito, el muchachito. Menudas cosas aprendí con él. Me conozco de memorias las estrellas. He visto todo menos Santa Fe«. Con guías así… ¡cualquiera no repite destino!

Lucas

Sólo Raffaella se atrevía a cantar a determinadas cosas en determinada época. Ahí quizá reside en parte el secreto de su éxito. Canciones como ‘Lucas’, tema de nuevo con nombre de caballero, son responsables de que Raffaella se adelantara una vez a su tiempo. Con ella se convierte en la primera cantante que interpretó una composición de temática gay en la RAI italiana.

Una vez más lo hacía con su ingenuidad e ironía habitual y con un estribillo de nuevo más que pegadizo. Según Raffaella «él era un chico de cabellos de oro, yo le quería casi con locura, le fui tan fiel como ha nadie he sido, más nunca supe que le ha sucedido»... Y es que Lucas, nunca volvió. ¿Se fue a por tabaco?

Nunca supimos del destino de Lucas, pero a «la Carrá». que nunca se le ha escapado ni una, dejó caer por dónde podían ir los tiros: «Porque una tarde desde mi ventana, le vi abrazado a un desconocido. No sé quién era, tal vez un viejo amigo… ¡Desde ese día nunca más le he vuelto a ver!«. Pues eso, que a buen «entendedor»…

Inocente

Un tema solo conocido por los más fanáticos de la leyenda italiana es «Inocente». Una guitarra española sirve como hilo conductor de la historia en la que «la Carrá» se ve sometida al veredicto de un juez tras contar cómo fue el dramático final que vivió con el hombre al que prometió su mano.

Una historia de amor que se torció cuando ella comenzó a sospechar del mejor amigo de su prometido… ¿Había algo entre su futuro marido y el amigo de éste? Las sospechas de Raffaella eran tantas que un día, en plena noche, vio a ambos abrazados. Fue entonces cuando «no me pude contener, apunté con la pistola y disparé».

En su propia defensa la cantante reconoce la ruina que se ha buscado por culpa de un error. «Me tomé la ley por mi mano… ¿Por qué no me dijo él, que su amigo era su hermano?». Es entonces cuando Raffaella vuelve a dirigirse al señor juez alegando que «yo lloré con él desolada». Eso sí… hasta que «de pronto comprendí, que su hermano era perfecto para mí».

Siempre me he preguntado si Raffaella terminó finalmente entre rejas, o por el contrario, el juez terminó cayendo rendido a los pies de la rubia platino teniendo lugar uno de los primeros casos «poliamorosos» entre el juez, la italiana y el mejor amigo del que fuera su prometido.

Son muchas más las canciones «desconocidas» dignas de mención en este artículo: ‘Receta de amor’, ‘Chicos, chicos’ o ‘El presidente’, la única canción censurada en la carrera profesional de la artista. Lo dejaremos para una segunda parte en el vigésimo aniversario de Sufridores. 😉

*Pedro Ángel Sánchez es periodista musical. Puedes escucharle de lunes a viernes en ‘La tarde suena bien’ de Radio Castilla La Mancha, y leerle (y escucharle) en 100×100 Música, portal especializado en música en español.


Blog sobre televisión, música, cine y lo que surja, siempre desde un punto nostálgico y humorístico. Emitiendo de manera ininterrumpida desde 2009.

2 thoughts on “¡Carràmba qué Carrá! Los mensajes ocultos de las canciones de Raffaella

  1. Creo que en América Latina la canción Hay que venir al sur,tuvo que cambiar su estribillo en vez de decir para hacer bien el amor hay que venir al sur, dice para enamorarse bien hay que venir al sur. …

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