Es mi Scattergories y me lo llevo

-Empezando por pe, un animal de compañía.

-Un pulpo.

Todos recordamos aquel anuncio de los noventa en el que un señor a lo Rick Moranis salía muy enfadado de casa al grito de «Es mi Scattergories y me lo llevo», y sus amigos le convencían de volver diciéndole eso de:

-Aceptamos barco.

-¿Como animal acuático? 

-Sí…

El Scattergories llegó a nuestras vidas en la década de Curro, la Cherry Coke y ‘Médico de familia‘. Se trataba de una versión de lujo asiático del tradicional juego de colegio en el que pones un listado con nombre, apellido, ciudad, color y demás categorías y que se responden por una letra concreta del abecedario.

Pero mientras que en el cole (o en casa) uno decía el abecedario para dentro y otro decía «ya» para elegir la letra, aquí había un dado de 20 caras. Y en vez de acabar el tiempo cuando uno acabase el listado (por eso en muchos hogares se conoce a este juego como «Basta»), había un reloj muy estruendoso con un ruido como de chicharra en su primera versión (luego harían unos menos desagradables en futuras versiones).

massiel la maquina de la verdad
Massiel, pensando un nombre de bebida por la G

El juego era caro en su momento, y en el spot televisivo se sobreimpresionaba que costaba más de 5.000 pesetas para traer seis libretas, seis lápices, un dado, un tablero para que el dado macizo no rebotase infinitamente o rompiese una copa y unas cuatro tarjetas con seis categorías impresas en blanco y negro. Una pasada de precio para ser solo papel y más papel con impresión básica (conste que actualmente es más barato, en Amazon cuesta menos de 20 euros).

Pero lo que justificaba su precio eran precisamente las listas con unas categorías molaban mucho, ya que tú jamás pondrías de propia voluntad que hay que responder «cosas que se encuentran en un mapa», «alimentos de desayuno», «muebles» o «clubes deportivos». Y menos aún categorías polémicas como «cosas que puedes comprar si ahorras primero», como si el dinero saliese de los grifos, o «Rasgos de personalidad», que siempre se debatía que qué carajo quería decir eso.

 Pero es que la gracia del asunto era precisamente emular al anuncio y poner respuestas originales y/o extravagantes, ya que si repetías respuesta con otro jugador no puntuabas. Recuerdo una vez que por ene alguien respondió Noria como disfraz, y creo que no se le dio por válido. Lo fuerte fue que años después conocí a un amigo que realmente se disfrazó de noria una vez. Eso sí, de todas las listas me llamó mucho la atención que lo que preguntaban en el spot de «animal  de compañía» y la de «animal acuático» no venía en ninguna de las listas. Por cierto, debo decir que el señor del anuncio siempre me pareció el típico gilipollas que si no le dejan hacer trampas recoge el juego porque es suyo, o el típico amigo rico que o dejan todos que él les meta mano o se acaba la fiesta y os echa de su mansión.

dado-scattergories
El dado tenía más caras que Olvido Hormigos

Luego existía la regla de la doble letra, en la que si  te preguntan algo y tu respuesta tiene dos palabras puntuabas el doble. En el ejemplo de la caja ponía Ronald Reagan como actor (o político, no me acuerdo). Una vez estaba jugando con unos amigos y en la categoría «Excusas dichas con motivo de un retraso» una amiga puso «Caí calle cuando corría» y quería puntuar cuatro en lugar de dos. La verdad, no recuerdo qué acabó apuntándose, pero fue muy graciosa la respuesta.

Disfraz de Epi y Blas Sexy
«Por la E, disfraz: de Epi Sexy»

Recordemos también esas letras imposibles y aburridas de responder que hacía que el citado ruido del reloj se te clavase más, tipo la I, la H o la J. Porque a ver quién es el guapo que me dice un mueble,  cosas con cola, crímenes, herramientas y otras categorías imposibles por esas letras.

A veces lo guay era inventarte las respuestas. Por ejemplo, por Atletas podías poner lo que te diese la gana y jurar que había participado en las Olimpiadas, o inventar el nombre de un asesino para la categoría de Villanos o monstruos y decir que era el malo de una película cuyo título improsivabas, tipo ‘Asesinatos en la Mansión del Demonio’.

scategorias-falomir
La versión low cost de Scattergories

El Scattergories evolucionó, cambió de tamaño la caja (pasando a ser para cuatro jugadores en vez de para seis, igual de ahí el precio más barato) y algunas categorías desaparecieron para dar paso a otras nuevas, como «Reyes y reinas» o «Diseñadores de moda». Fuera de España incluso existe una versión de cartas, que ojalá se comercialice pronto por aquí, porque me encantan las adaptaciones de juegos de mesa en cartas (por casa tengo la de Monopoly, Buggle Slam, Quién es quién, Cluedo, Party, Batalla Naval y Pictionary, así que recuerde).

Finalizamos este recordatorio con la competencia directa del Scattergories, el S’categorias, de Falomir Juegos, del que ya hablamos por aquí. Que era lo mismo pero más cutrecillo, y sustituyendo el dado, que era lo más chulo, por una ruletilla de cartón.


Redactor freelance. Licenciado en Comunicación Audiovisual y Máster en Publicidad y Márketing.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Back To Top