El parque de atracciones Tivoli World, en Benalmádena, es un enclave mítico del entretenimiento tanto en la Costa del Sol como en España entera. Con más de 40 años de historia, en su día contó con un prestigioso teatro que pisaron estrellas nacionales e internacionales que van de Bonnie M a Lola Flores, de Julio Iglesias a Mecano, de Camela a Los Morancos. El teatro sigue, conste, pero el prestigio no, claro.
Además, era de los pocos parques de atracciones de la zona, y muchos ansiábamos la llegada del verano para que nuestros padres o hermanos mayores nos llevasen un día a ponernos un SuperTivolino (antaño una calcomanía, una ‘calcamonía’ en malagueño, y a día de hoy una pulsera) para poder montrarnos en prácticamente todos los carricoches.
La primera vez que fui con unos seis años fue a ver una obra de teatro de Espinete y Chema llamada ‘Espinete y el monstruo de Frankinete’, y poco después iría a ver en directo (a la par que en riguroso playback) a ‘Bom Bom Chip’ en la presentación de su primer disco, en cuyos bises cantaban un villancico pese a que el sol pegase fuerte y la Navidad ya hubiese quedado atrás. Luego vendrían conciertos y conciertos sobre todo de Camela, con pósters que aún conservo, como este, que pese a que la foto es del ‘Sueños Inalcanzables’ juraría que pertenece a la gira del ‘Solo por ti’.
Pese a que servidor tiene una edad (cumplí 30 en febrero) tengo un manifiesto síndrome de Peter Pan que hace que cada año acuda a Tivoli; a veces lo he hecho en calidad de tío enrollado que lleva a sus sobrinas (las menos), y otras, con los amigos a sentirnos como los niños que hace décadas que fuimos. Esas visitas anuales han servido para ir comprobando cómo Tivoli ha ido cayendo paulatinamente y sin frenos en una absoluta y total decadencia de la que ya parece que jamás saldrá, con atracciones cerradas, muñecos que no funcionan y mucho local chapado.
Mi visita más reciente a Tivoli fue el pasado 26 de octubre, último día de la temporada, y no pude resistirme a hacer un reportaje fotográfico de qué triste está aquel sitio que marcó mi infancia, al cual mi padre me llevaba cuando me ponía pesado porque en el periódico se anunciaba que la entrada valía solo 100 pesetas de manera excepcional, o que la entrada por ser el día del padre, por ejemplo, era gratis para todo el mundo.
A mí gratis no me salió nada en esa ocasión; la entrada al parque con Supertivolino y entradas al pasaje del terror, karts y barcas de choque supuso un desembolso de 26 euros por cabeza, y eso porque se había comprado por internet.
Porque eso sí, Tivoli siempre ha sacado los cuartos que da gusto: hay que pagar la entrada por un lado, las atracciones por otro, y el teatro si correspondía por otro. Así, en mis años mozos, una entrada a un concierto de Camela solía costar unas 700 pesetas en el año 1997, pero la entrada al parque había que abonarla aparte, lo que suponía un pico. Mi padre tenía una tienda de cortinas donde ponían carteles de Tivoli por aquella época y a cambio le daban entradas, y así al menos eso siempre me lo ahorraba.
A lo que iba. Que el Tivoli se cae a cachos. La mejor prueba era que la atracción que antaño se llamó ‘Superman’ y luego ‘Dragón’ están desmantelándola. Se trata de una de esas que sube y da vueltas por el aire en giros que van de los 270 a los 360 grados y que te destrozan las cervicales. No me extraña que la desmonten; conozco gente que hace un par de años se llegó a quedar atrapada y bocabajo ahí (un besito, Pili!). De hecho, cuando fui en 2013 ya no funcionaba y un trabajador dijo algo así como que esa atracción ya había dado todos los viajes que podía dar y que nunca más lo haría.
A día de hoy, imagino que el público potencial de Tivoli son las familias que tengan niños pequeños, porque para adultos no hay grandes reclamos: la caída libre (altísima, eso sí), las sombrillas voladoras, coches de choque, montaña rusa, troncos y poco más.
El Dinolandia, que es un castillo del terror reconvertido a dinosaurios, tiene más luz que un show de Norma Duval y rompe parte de ese encanto de ver bichos fluorescentes a oscuras, aparte de que los dinosaurios mismamente no se mueven casi. El Castillo del Terror (no sé si se llama así exactamente), tres cuartos de lo mismo; hasta que no es bien de noche no tiene gracia montarte por el exceso de luz, y cuando pasas con el coche por delante de los monstruos éstos no se mueven, o a veces lo hacen cuando ya ha pasado por delante de ellos, como si tuviesen un poquito de retraso.
La montaña rusa es muy divertida, eso es cierto, pero no deja de dar acojone; sobre todo, si oís cómo un veterano le explica a un novato cómo funciona, como me pasó una vez, dando a entender que es esencial que conozca cómo se usan los frenados de emergencia, por si acaso. En Youtube hay un vídeo en el que la llaman la montaña rusa más peligrosa de Europa, no digo más. Por otro lado, destacar que ya no funciona la máquina que te hace fotos en una de las caídas. Además, cuando se hace de noche, las luces de arriba de la montaña casi no se encienden, pero eso es una constante en todo el Tivoli; hay más fundidas que encendidas en prácticamente todos los aparatos.
Los coches de choque no están mal, correctos, y tampoco dejan que desear los Troncos de agua. El agua está un poco sucia, pero la sensación es muy divertida. Sin embargo, cuando te montas ves que en los huecos de las vías hay otros troncos ahí tirados en mitad de la nada, lo que da un poco de mal rollito.
Y ¿qué decir del Jump, la rana o saltamontes de cualquier feria? Este año ni siquiera pude montarme en ella; cada dos por tres se estropeaba y hacían a la gente bajarse. Poco antes del cierre del parque conseguí pillarla en funcionamiento, y cuando ya habíamos dado un par de vueltas allí no subía ningún brazo de la máquina y nos hicieron a todos bajarlos. Que es algo así como ir a Eurovisión y quedarte en semifinales.
Luego está otra atracción fascinante que es el Pinocho, y que antaño se llamaba Fórmula Uno y era de un rollo fantástico. Se trata de un carricoche en el que te cuenta toda la historia de Pinocho y Gepetto con muñecos articulados de madera y peluche, y que tienen encima más mierdas que la ropa interior de un concursante de ‘Supervivientes’. Exquisitamente kitch; yo siempre me acabo montando varias veces porque no te puedes creer que sea cierta.
Por otro lado, existen atracciones que jamás molaron, pero que a día de hoy no son lo peor del parque. Tal es el caso de Jurásico, una galería para ir a pie llena de muñecos de dinosaurios que ocasionalmente se mueven, y que se hizo años después de que el fenómeno de ‘Parque Jurásico’ arrasase en todo el mundo. Y al igual que Pinocho, allí hay más polvo que en la filmografía de Lucía Lapiedra. No apto para amigos de los ácaros.
La atracción Jurásico tienes fines educativos o algo así, y al inicio, entre mucha penumbra, hay paneles informativos que si te acercas mucho puedes leer qué ponen; eso con suerte, ya que a veces hay carteles que hace tiempo que dejaron de informar.
Pero claro, a día de hoy el Jurásico es mejor por ejemplo que el Tunel del amor, antes Gusano loco; un carricoche que da vueltas en círculo y que te echaba una capota por encima para que te dieses el lote mientras nadie te ve. Ahora, el gusano da vueltas, pero no hay capota, lo que hace que te acabes mareando sin más gracia.
En lo que a actuaciones se refiere, el día que yo fui el gran teatro estaba cerrado, y casi todos los escenarios pequeños también. Solo estaban operativos los de la Plaza del Oeste y la Plaza de Andalucía, con academias de baile de colegios que ponían taconeos a canciones de Melody o María Figueroa, literalmente.
Este verano poca actuación ha habido en el Teatro, de hecho; un concierto de Lucía Gil, otro de Chucho Valdés y poco más, lejos de aquellos años en los que había show casi a diario. Eso sí, hay que destacar que Marta Sánchez cuando actuó este verano en el Starlite de Marbella dijo que aquel concierto le recordaba sus recitales en Tivoli, una osadía teniendo en cuenta lo carísimas que eran las entradas. Grande Marta, qué ganas tenemos de verte en ‘The Hit’ dando lo mejor de ti, sea eso lo que sea.
Lo bueno que tiene actualmente la Plaza de Andalucía eran los precios: por 3 euros te pillabas un cubo con 5 quintos de cerveza como se ve en la foto, y hace que tanto las actuaciones de la Academia de Baile Conchitina como todo el parque en sí sea más llevadero. Se trata de uno de los pocos bares que ha sobrevivido en el parque, que antaño estaba repleto de todo tipo de sitios para comer, pero que la mayoría ya no existen; ni siquiera aquel tan mítico que había a la entrada, el italiano que tenía un muñeco que se movía con una pizza en la mano.
Para almorzar, esta última vez elegimos el restaurante chino, el cual presupongo que debió ser de los primeros de toda la Costa del Sol, y que, sin duda, conoció tiempos mejores. Eso se deduce al juzgar su carta, con hojas despegadas y menús escrito a mano con palabras mal escritas. La comida estaba bien, aunque el convoy de salsa agridulce y soja estaba pegajoso de la roña que tenía.
Otro elemento llamativo de Tivoli es que han desaparecido casi los pavos reales. En épocas mejores, el parque estaba lleno de estas exóticas aves que recorrían sus jardines sin entorpecer la diversión de los usuarios. Esta última vez sólo encontré uno y no tenía ni cola bonita ni nada; es como cuando en el Pronto te sacan a una modelo fumando crack con su peor cara, pero en versión ‘Waku, waku’. Cabe destacar que cuando Jesús Franco rodó en Tivoli World su peli ‘Killer Barbys vs Drácula’ había insertos gratuitos de pavos reales en mitad de la trama, imagínate si había pavos en aquella época en el parque.
La publicidad de este año del parque rezaba que estrenaban atracción, La mansión del terror. Que es el Pasaje del terror de toda la vida, al cual le han cambiado el nombre y el logotipo, y han redistribuido un poco el recorrido para que parezca diferente, pero oye, así pueden decir que hay algo nuevo en el parque. La verdad es que, para los pocos actores que hay trabajando en él, el pasaje está muy bien, yo pegué mis gritos metido en mi papel de víctima; aunque había algún «monstruo» que tenía que mejorar algo, como el monje mariquituso que nos dijo que a continuación íbamos a ver a una niña «completamente poseída», lo cual hizo que yo me descojonase de la risa, algo que le ofendió. Angelito. Señor actor, si me lee, lo siento, pero trabaje su pluma satánica, que le chirría.
La mansión del terror es una de las atracciones no incluidas en el Supertivolino junto a los karts, que no corren mucho, y las barcas de choque, que son como unos coche de choche en el agua en el que te tragas todo el humo mientras las conduces y que además no son especialmente divertidas, ni chocan casi, ni nada.
Con este post no quiero decir que Tivoli sea una mierda; como decía Guille Milkyway en ‘Terry, Peter y yo’ lo que mejor definiría a día de hoy este parque es «decadente y estelar«, pero necesita una inyección de dinero que ni Isabel Pantonja. Un parque tan grande con tanto restaurante y tanta tómbola cerrada no da buena imagen, ni te sientes cómodo en él. Espero que cuando el próximo 2015 vuelva a ir Tivoli, porque volveré como todos los años, haya mejorado un poquito sus instalaciones. Eso si por entonces sigue abierto, claro.
Lo había pensado muchas veces, pero nunca lo había verbalizado (no sé porqué, me daba pena admitirlo) pero ha sido muy impactante leer escrito ahora lo que tantas veces había pensado. Qué le pasa al Tivoli??? Recuerdo que en los 90, era el momento más esperado del verano. Esperaba el principio del verano para ver la programación del teatro, donde había nombres como Camela, la Pantoja, maria del monte, Rosario, lolita, Marta sanchez… incluso cuando había estrellas locales como Eva Santamaría o Anabel Conde se llenaba. Las ultimas veces que he ido me daba mucha pena.
Yo al tener una edad, viví el Tivoli en los 80… Había atracciones alucinantes, como una que paseabas en una barquilla por un camino de agua a través de decorados psicodélicos (no es broma), o el salón recreativo, con máquinas de los años 60 (sisi, 60) … O el Barco del Mississipi… Siempre he querido volver para verlo en decadencia…
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El barco sigue casi igual. Solo hay una de las zonas, la de un rulo en los pies que da vuelta, que a día de hoy está soldado porque imagino que no sería seguro. Lo de la barquilla por dónde estaba? Esa no la conocí.
Cierto es que hay muchas atracciones míticas que ya no existen: el laberinto de espejos, aquellos cohetes que volaban altísimo, el UFO que fue aquel intento de Pasaje del terror alenígena…
Las barquitas estaban en la esquina que hoy es la mansión del terror (detrás de Dinolandia, antes casa del terror). Si no recuerdo mal tenian forma de cisne y se llamaba el tunel del amor, terminabas entrando en la boca de un pez con campanilla y todo. Otro mítico era el Twister que te ponia boca abajo.
Qué bueno este post… La verdad es que sin opiniones como la tuya no me atraería lo más mínimo, pero ahora dan ganas de ver ese toque decadente que tiene antes de que a)cierre para siempre b)se internacionalice para ganar al turismo de la Costa del Sol…
Benalmadenan Horror Story: Freak Show
Me apunto para la próxima, me han entrado ganas de disfrutarlo!
Yo fuy a tivoli en varias ocasiones en los 80 recuerdo unos billetes que se llamaban tivolinos que era para pagar y montarte en las atraciones que no eran gratis habia un pulpo atraccion y un enterprise que fueron de ellos
Hola soy moises del puerto de santa maria y tengo 41 años y fui al tivoli como dice nuestro amigo en su epoca dorada y es verdad era la jet set de los parques ahora tengo dos hijos pequeños y como yo lo habia pasado tan bien y el recuerdo es todavia y sigue siendo algo magico en mi cabeza habia pensado llevarlos pero visto esto con toda mi pena buscare otro destino ,que lastima si sabeis de alguno os lo agradeceria un saludo.
Incendio en Tívoli World tras la filmación de un programa de TV hispanoamericano (Boletín Informativo de Canal Sur Radio escuchado en la Carta de Ajuste, 2005):
Avanzadas las vacaciones de verano para los más pequeños de la casa, el pasado día 4 de julio, un pavoroso incendio quemaba todas las atracciones del Tívoli World, en Benalmádena (Málaga), el parque de atracciones de la Costa del Sol desde 1972 durante una filmación del programa de TV chileno «Cachureos», referente de la televisión infantil de Chile que el pasado mes de junio se despidió de sus espectadores del Canal 13, la entonces cadena de televisión de la Universidad Católica, y en el que a principios de mes, el espacio volvió a TVN una vez iniciada su temporada de verano 2005. El líder de la Compañía «Cachureos», Marcelo Hernández, replicaba al equipo de producción del programa cortar la emisión por culpa del incendio del Tívoli. Uno de los personajes de la compañía, Epidemia pronunciaba imperativamente a los cámaras: «¡Cabezón, corten la filmación que se está incendiando el parque!», y así cortaron el rodaje y el equipo volvió a Chile
A partir de ahora, Tívoli World está abandonado por el incendio que se produjo allí, tanto dentro como fuera del parque. Esta vez, Benalmádena, Málaga y la Costa del Sol se quedan sin su parque de atracciones para siempre
La última vez que fui a Tívoli World fue concidiendo con la conclusión de la Carrera Cofrade de la Agrupación de Cofradías, 2017
Hace poco, creo que allá por 1984 Gaby, Miliki, Fofito y Rody levantaron la carpa del Circo de TV en Tívoli como lo hicieron de la forma extraviada Torrebruno y Manuel de la Rosa en 1976. Ineludible fue la actuación que hizo Antonio Machín tocando las maracas en la ceremonia de inauguración el 19 de mayo 1972 donde allí estuvo el alcalde democrático de Benalmádena, Enrique Bolín y los empresarios daneses fundadores del parque
En sus inicios y hasta 1978, Tívoli World tenía Banda Militar, Majorettes y una Big Band. Allá creo que en el año 1982 Tino Casal y Miguel Ríos irrumpen la celebración del Décimo Aniversario del Parque de Atracciones
Fue escenario de varios artistas: en 1987 actuaron Chiquetete y Rocío Jurado, en 1989 Rosa León, Norma Duval y Marta Sánchez, en 1991 Tate Montoya y Emilio Aragón, en 1998 El Trío Los Panchos y Manolo Royo y en 2001 vi actuar a Camela y cómo no, Los Morancos
En 1992 Alejandro Sanz actuó con motivo del vigésimo aniversario del parque
Las atracciones del Tívoli son las mismas que se utilizan en el Real de la Feria de Málaga cuando es Agosto. El Real está por la zona del Cortijo de Torres, donde allí se alzan el Centro Logístico de la EMT desde 1987, el Palacio de Ferias y Congresos de Málaga desde 2002 y el Auditorio Municipal desde 2006
Los daneses fundadores del parque se llamaban Olsen y lo gestionaron hasta 2005. Hoy día Rafael Gómez Sandokan vendió el parque a Tremón para demolerlo y poderlo transformar en un complejo comercial, de ocio y residencial. El hipermercado recibirá el nombre de Eroski, que actualmente cuenta con dos centros logísticos en Málaga (uno en el renovado Larios Centro y otro en el Centro Comercial El Ingenio de Vélez Málaga). En 2016, la empresa vendió a Carrefour dos establecimientos de sus hipermercados en la provincia de Málaga (Miramar en Fuengirola y La Verónica en Antequera). Actualmente está proyectando con Ruiz Jurado un nuevo hipermercado en Ronda
Fuí al tívoly en el verano del 85. Glorioso. Recuerdo Fantasyland, una especie de tren fantaa pero psivodélico, el Cinema 180, El vampiro, carrusel que se elevaba y cuyos coches tú hacías subir y bajar con un mando joystick, algo nunca visto antes, los cocjes antígios, clásicos como el Pulpo o el Enterprise… Y en el teatro actuó nada menos que Tino Casal!
Inolvidable.