Una de juegos de mesa: El Precio Justo

Por Mike Medianoche

Hace poquito, mi compañero JoniPod realizaba en este blog una particular versión de El Precio Justo, en el que sorteábamos un monísimo set de limpieza y cuyo ganador daremos en los próximos días. Aprovechando que la cosa ha tenido éxito de participación, yo me propongo hoy explotar un poco ese filón hablando de El Precio Justo: El Juego de Mesa.

Detalle de la caja, el dinero, y el tecnológico marcador de ruedecitas de cartón
Detalle de la caja, el dinero, y el tecnológico marcador de ruedecitas de cartón

En 1990, la casa de juguetes Jumbo, tan prestigiosa como Falomir Juegos, Cefa o Giochi Preziosi, sacaba al mercado una versión de juego de mesa muy low cost a la par que fascinante del mítico concurso El Precio Justo, que entonces era algo así como el heredero del Un Dos Tres en lo que a concurso con grandes premios se refería.

Esta adaptación doméstica se jugaba del mismo modo que se hacía en el concurso televisivo. Una persona debe hacer de maestro de ceremonias, a lo Joaquín Prat, y haciendo también las labores de Primitivo Rojas presentando los premios, y que es tan divertido como si en vez de jugar al Monopoly te tocase ser exclusivamente la banca. En cada ronda, se exponía un producto, que venía en una tarjetita con su precio oculto indicado atrás, y se preguntaba a los concursantes el precio. El que, sin pasarse, más se aproximase al precio justo, pasaría a uno de los juegos individuales que a continuación explicaremos.

Caritina quería llevarse el regalo amarillo
Caritina quería llevarse el regalo amarillo

Lo delicioso del juego es que los precios vienen en pesetas, claro, y además hay que pensar con mentalidad de la época, cuando aún no había supermercados de bajo coste ni tiendas de veinte duros. Según las tarjetas, un reproductor de Compact Disc valía entre 29.500 y 89.700 pesetas; una cinta de vídeo, entre 520 y 970 pesetas; un ordenador personal, entre 99.900 y 239.600 pesetas; y una televisión portátil en color, entre 28.000 y 34.600 pesetas. Por no hablar de los regalos de los que te preguntan el precio, que va desde diez disketes de ordenador a un pony islandés, tres semanas en Indonesia o un kilo de arroz.

Continuamos con la mecánica del juego. Decíamos que una vez aciertas un precio del primer escaparate, juegas uno de los míticos paneles del Precio Justo de entonces, como El Precio Prohibido, El Siete de la Suerte, Uno más, uno menos, Abrir la caja fuerte… así, hasta un total de ocho paneles. Por si te lo preguntas, no: no estaba aquel tan molón en el que había que romper el panel con el puño como si fuese el papel que recubre los botes de colacao para sacar el papelito, ni tampoco el del tirolés.

Por supuesto, los paneles estaban fabricados en el mejor cartón de los noventa, y los números luminosos son sustituidos por fichitas con números que originalmente venían unidos en una plancha que tú debías cortar con una tijera. Una vez jugabas el panel, si salías victorioso, el jugador que hacía de Joaquín Prat te daba el dinero correspondiente al regalo en billetes de la banca, la cual tenía dibujado un elefante como en el logo de la marca. Rollo corporativo.

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Al escaparate final pasaban los dos jugadores con más dinero, y al igual que en el original, tenían que dar el precio justo de un lote de productos muy caros. El juego era de hasta cuatro jugadores además del que hacía de Joaquín / Primitivo, pero claro, si sólo jugaban dos personas, ambas llegaban al escaparate final sí o sí, lo cual no tenía mucha gracia. Y una vez acababa el escaparate, se recontaba el dinero y quien más tuviese era el ganador, simple y llanamente.

Para los Sufridores en Casa este juego de mesa es muy mítico, ya que tanto JoniPod como yo lo tuvimos en nuestra infancia, cuando aún no nos conocíamos. Aunque, mientras que yo lo conservo, la señora iPod, madre de Jon, lo tiró a la basura en una de sus limpiezas.  Debo confesar que a mí me lo trajeron los Reyes mucho después de que estuviese a la venta, y sería sobre el año 1995, cuando valía 1.500 pesetas creo recordar en el veinte duros de mi barrio. Pero yo, que ya era muy friki, me hizo tanta ilu como si el programa se emitiese por televisión en aquellos momentos.

Visto con los años, en realidad es un cutrerío de juego, pero no más que algunos contemporáneos como la versión de juego de mesa (o incluso de móvil) de Allá Tú o el de 50×15, en los que te da igual plantarte o no porque realmente no hay dinero en juego.

Si quieras jugar una partida con JoniPod y conmigo rellena una tarjeta postal tal como te indica nuestra azafata
Si quieras jugar una partida con JoniPod y conmigo rellena una tarjeta postal tal como te indica nuestra azafata

Y ahora, tu turno, querido lector. ¿Jugaste alguna vez a este juego de mesa? ¿Qué juegos de mesa tenías basados en programas de la televisión?


Redactor freelance. Licenciado en Comunicación Audiovisual y Máster en Publicidad y Márketing.

7 thoughts on “Una de juegos de mesa: El Precio Justo

  1. Que infancia más poco SEC vivi, por que no tuve ningun juego basado en programas de la tele, y ni recuedo haber jugado a ninguno, si que jugue a muchos juegos de mesa, pero ninguno de este tipo. Y pensando ahora un poco, me viene esta pregunta, un SEC nace o se hace?

  2. Me pasa como al señor xuko; ke infancia más poco SEC tuve, ke lo mío eran todo calcetines, libros y cosas prácticas; juegos de la tele no tuve ni uno, si exceptuamos la botibota ke murió la pobre a los pocos días de tanto meneo ke le di.
    Y por cierto; cuantas infamias e injusticas hicieron las madres tirando cosas a la papelera.

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