La bisutería en la vida de un Sufridor en Casa

Por JoniPod

Ir a la moda es una labor muy dura, salvo que seas un personaje de Los Simpsons, Jorge Javier Vázquez en Hay una cosa que te quiero decir y puedas repetir modelito, o Mónica Naranjo en cualquier momento de su vida. Pero no queremos hablar de ropa precisamente, sino de esos complementos, esa bisutería que en algún momento de nuestra vida marcó tendencia y dejó más huella en nosotros que la carrera discográfica de las BellePop. ¿Cuántos de los siguientes formaron parte de tu vida?

Plataforma para regalar chinitos de la suerte a Pilar Rubio
Plataforma para regalar chinitos de la suerte a Pilar Rubio

Los chinitos de la suerte

Querida lectora, si eres de la generación anterior a 1991 recordarás el boom que supuso la llegada de los chinitos de la suerte a nuestro país. De repente, todo el mundo los llevaba. El uso más habitual era en pulsera, pero también podías colgarlo en la cremallera de tu mochila, en los cordones de los zapatos, en el coletero… Recuerdo que todas las niñas tenían en el colegio la muñeca llena de chinos como si de un buffet wok se tratase, y los niños que nos atrevíamos a llevarlos éramos vistos como “diferentes” o “alegres”, ya sabes… Se supone que cada color representaba un aspecto de tu vida. El rojo para el amor, el amarillo para el dinero, naranja para la felicidad o azul para la amistad. Fue tanta la popularidad, que los chinitos aparecieron en  prime time en el programa de mayor audiencia: El Un,Dos,Tres. Kim Manning es la azafata que invita a los concursantes a encomendarse al amuleto para tener suerte en la subasta.  ¿Quieres comprobar la eficacia de los chinitos? Pues mira lo que inmediatamente pierden los concursantes

Pues resulta que los chinitos de la suerte han vuelto en forma de web. Suponemos que los más demandados son el trabajo y que no quiten tu programa de la tele, o tener un share inferior al 10%.

Ponerte rupertitas azules para hacer el polígrafo con Conchita
Ponerte rupertitas azules para hacer el polígrafo con Conchita

Rupertitas de la suerte

El video que veíamos antes era de 1987. Cuatro años después, el programa volvía con Ruperta que venía dispuesta a hacerle la competencia a los chinitos. La fórmula, la misma. Calabazas de colores que daban suerte en distintas facetas de tu vida. Comansi fue la empresa responsable de llevar a los kioskos estas rupertitas, que podías enganchar del brazo para usar de nuevo como pulsera, llavero, pendientes… Nos fascina la blanca, la “Ruperta de la Paz”, que debe ser la favorita de todas las Misses. Las Rupertas de la Suerte fueron solo un ejemplo más de la cantidad de merchandising generado gracias al programa.

Fueron tan famosas como la Cherry Coke en los 90
Fueron tan famosas como la Cherry Coke en los 90

Cruz egipcia

De esa misma época data la moda de los colgantes de cruz egipcia. De repente, todo el mundo llevaba uno. Generalmente lo habitual era llevarla con tu cadena negra y la cruz plateada en pequeñita. Recuerdo que llegaron a regalar una con la Superpopa porque la llevaba Brad Pitt y era un amuleto que daba “tope de suerte”. La que hizo de la cruz su seña de identidad fue Thalia. Lanzaba su primer disco en solitario y tanto en la portada del álbum como en sus posteriores actuaciones llevaba encima la cruz egipcia, aunque de un tamaño quizá algo exagerado. ¿No le dolería cargar con ella?

 

A pesar de llevarla, tu madre te decía estar sorprendida al saber que eras gay
A pesar de llevarla, y tener tu poster de Mónica Naranjo en la habitación, tu madre te decía estar sorprendida al saber que eras gay

Pulseras trenzadas

De repente todos nos volvimos hippies. Ahora que tan de moda está el rollo DIY (Do It Yourself) de prepararte tus propio trapitos y complementos, queremos recordar esa época en la que todas las adolescentes aprendieron artesanía pulseril. En mi instituto había un trapicheo de hilos en el recreo, y cual casting de “Mira quién hace pulseras” presumían de hacer las más elaboradas para luego regalar al chico que más les molaba de la clase, tía. Las había de banderas, del arcoiris gay… La otra opción era ir al mercadillo de tu pueblo a adquirir los últimos modelos que traían

El anillo podía ser tribal y ya era un nivel "Canismo Deluxe"
El anillo podía ser tribal y ya era un nivel «Canismo Deluxe»

Anillos en el dedo gordo

Para mi estos anillos son parte del efecto 2000. Vale que a día de hoy mucha gente los sigue llevando, pero durante la década pasada hubo como una moda general en la que los chicos llevábamos anillos especialmente en el dedo gordo. En el Mercado de Fuencarral había un muestrario maravilloso de anillos de plata para ponerte, más anchos, más finos, en relieve… Y si andabas corto de pasta siempre podías recurrir al H&M, donde te vendían anillos que luego te dejaban el dedo verde. ¿Tú también has vivido esta experiencia, querida lectora?

Postigo. Sirva esta foto a falta de haber encontrado el collar original noventero
Postigo. Sirva esta foto a falta de haber encontrado el collar original noventero

Collar de nombres

También fue producto estrella de mercadillo. Comprarte el cordón negro y cada una de las letras en «plateado» para formar tu nombre y colgártelo al cuello. Podías sentirte como una concursante de La Ruleta de la Fortuna cuando comprabas una vocal. La moda duró un par de añitos, al menos en mi pueblo y permitió, a los que somos despistados con los nombres, no olvidarnos de ninguno.  La pega de este tipo de collares fue que las que se llamaban “Estefanía” o “María Mercedes” cargaban más que Thalía con la cruz egipcia. En esos momentos era una alegría llamarse «Fey» o «Pau».

Ojalá la pulsera de Sufridores en Casa
Ojalá la pulsera de Sufridores en Casa

Pulseras goma

Todo comenzó en 2004 cuando la fundación Lance Amstrong junto con Nike lanzó una pulsera amarilla cuyos fines irían destinados a la lucha contra el cáncer. En la pulsera ponía “Livestrong” y se convirtió en icono de moda por parte de famosos que se apuntaron a llevar la pulserita. Esto desencadenó en que toda ONG y proyecto solidario de turno hiciera la suya y llegamos a encontrarnos con pulseras de todos los colores.  A destacar la que regaló La Razón por la visita del Papa. Eran poco higiénicas cuando empezabas a sudar con el plasticazo ahí en la muñeca, pero…¿y lo bien que quedabas con ellas? En plan “colaboro con cienes de ONGs”.

Y tú, querida lectora, que otros elementos de bisutería crees que deberían sumarse a la lista de un Sufridor en Casa?


14 thoughts on “La bisutería en la vida de un Sufridor en Casa

  1. Mi primer recuerdo con este tipo de cosas son las pulseras de macarrones de colores de plástico, que todavía se hacen. Mi sobrina tiene una colección.

    Ostras que ni me acordaba de los chinitos de la suerte. En mi colegio los teníamos todos, tanto chicos como chicas. Aquí no se veían diferencias en eso o éramos todos muy raros.

    Es verdad que los anillos se pusieron muchísimo de moda hace unos años, y es una cosa que aunque suene raro siempre me ha resultado que tenía su puntillo vérselo puesto a alguien. Quizás sea por ese toque de malote, chico duro de barrio. Hoy día ya se ve bastante menos.

    Aquí en Málaga las pulseras de goma se han llegado a usar tanto, que hasta surgió su versión cofrade. Incluso hubo cofradías que serigrafiaban (o como sea el término en este caso) el nombre de la hermandad y te te asaltaban para venderte la pulsera, cuyos fondos iban destinados a una buena causa. Yo las compraba, pero no me las ponía, porque es verdad que eran un poco incómodas. Ahora hacen lo mismo, pero en tela, y te la atan a la muñeca. Es más, la semana pasada me regalaron un par de ellas.

    Muy bueno el post y buen lunes,

  2. Buen artículo!
    Os faltaría la moda absurda de lllevar al cuello chupetes de la suerte, también los había de colores.
    http://sp5.fotolog.com/photo/21/56/119/elpopicaido/1229642002417_f.jpg

    Y otra moda entre las chicas era llevar una cinta, de color negro generalmente, como si fuera un collar de perro, no apta para mujeres con papada, y las había de varias formas. Era ir al cole, y todas tus compañeras parecían taberneras o bailarinas del Oeste con esas cintitas al cuello. xD

  3. Me viene a la cabeza dos modas más: los collares tattoo y las anillas de lata de refresco en los cordones de las deportivas. Los primeros lo llevaría allá por el 98 o 2000 y si lo vas a ver eran una variación de la cintita de «tabernera»: no apta para chicas papaderas. En esa época yo no estaba especialmente delgada, así que no creo que me quedasen demasiado bien. Pero las vendían en el mercadillo y con la Superpop y me parecían lo más. Este era el modelo básico, pero luego la cosa mutó en colores y formas más atrevidas: http://i.bellahermosa.com/wp-content/uploads/2012/03/collar-tatuaje1.jpg
    Sobre las anillas de los refrescos… la verdad es que no sé si es algo que se generalizó o era una moda local de mi instituto (también estamos hablando de finales de los 90). La gracia es que en esa época a The Coca Cola Company y otras marcas les dio por poner las anillas de colores, así que tenía cierta gracia tener de varios colorines y combinarlas con los cordones de la bamba… Era una chorrada, pero un DIY fácil de hacer, que yo para las manualidades siempre he sido torpe. ¿Alguien más recuerda lo de las anillas? No encuentro fotos en Google, por lo que empiezo a deducir que fue una moda totalmente local.

  4. Había pensado en los chupetes y en los collares tatoo pero ya lo han puesto 🙂 También faltaría los nombres colgados de una cuerda negra letra a letra, no sé si sabes a lo que me refiero 🙂

    Beso!

  5. Sólo dire que he llevado TODOS los que se nombran menos dos. Y sí, me arrepiento muchísimo y me doy vergüen pero mogollón. Me alegra tener ya unos añicos y que mis instintos decorativos corporales estén bastante más calmados…
    ¡¡Echo de menos los rosarios usados como collar!!

    1. Oooh, sí!! Los rosarios! Estos los lleve hasta hace relativamente poco (quizá 6 o 7 años). Bueno, yo era en general muy fan de las cruces, y también se puso de moda llevar cruces por llevar, no sólo las egipcias!

  6. Gracias por vuestros comentarios, queridas lectoras. Efectivamente Marie, me refería al collar que menciona PatchGirl, pero he sido incapaz de encontrar una foto del mismo!

  7. Jo, lo primero de todo, aunque ya os lo he dicho por tuiter, me hace ilusión mil que enlacéis el post de los chicos 1991! (Aunque luego me haya tenido que arrepentir de haberlo escrito y esas cosas que le pasan a uno por bocazas y por el «i won’t drink from this water»)
    Totalmente de acuerdo con lo de los chupetes que dice Al y los collares tattoo que dice Marie. Ay, los noventa…
    Y como confesión añadiré que tuve chinitos de la suerte, NO RECORDABA QUE TUVE UNA AMPLIA COLECCIÓN DE RUPERTAS DE LA SUERTE (ya me vale no acordarme de esto), pulseritas gayers, anillo en el dedo pulgar, cordón negro con letritas plateadas con esa tipografía horrenda que tenían, y por supuesto pulseras de goma (y hace menos de lo que imaginaríais que me compré la última, xD). Vaya, menos la cruz egipcia lo tuve todo. Y no estoy muy seguro de no haber tenido una. Eso sí, discretita, no como la de Thalía…

  8. Faltan aquellas pulseras que eran rigidas y con las que te tenías que dar un latigazo en tu muñeca para que se te acoplaran.

  9. Quizá habría que mencionar los collares de plástico («surferos») que se pusieron tan de moda a primeros de los 2000, y que siguen vendiéndose en mercadillos y en tiendas para turistas. Joya popularizada, si no recuerdo mal, por Ismael de «Gran Hermano 1».

    Tampoco sé si habría que incluirla, pero hace muuuuuuchos años, se veían en muchas manos las joyas perfectas que te evitaban tener que elegir qué anillo combinaba con qué pulsera… las pulseras-anillo o (según Google cuando buscaba una imagen para ilustrar y que no voy a poner) pulseras árabes.

    La cruz tradicional, de madera y con un humilde cordón, ¿ha sido cosa solamente mía? Juro haberla visto en muchos cuellos.

    En último lugar, quiero decir que durante muchos años llevé una placa de plata con mis iniciales, grupo sanguíneo y mis alergias. Como servidor tiene cienes y cienes de alergias medicamentosas y tiene que limitarse mucho, la p…ta plaquita era más grande que por ejemplo la de mis primos. Siempre odié esa medalla o colgante, aunque juraría que en mi casa lo llamábamos «la chapa», nombre que le pega perfectamente. Hasta que me negué a seguírmela poniendo. Hasta muerto hay que estar guapo.

    1. Menos los collares surferos y las plaquitas (aunque recuerdo que corría una por casa, pero no era mía) llevé lo que comentas… Como he dicho más arriba yo era muy fan de todo tipo de cruces, incluídas las de madera. De hecho se llevaban mucho los cordones de cuero apretados a gustos del consumidor (con su sistema de «sogas») con cualquier cosa colgando, no sólo cruces, también el siempre resultón Yin y Yang o símbolos de rollito hippie.

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